Se aísla de amistades, familiares y actividades regulares.
Pierde interés en actividades que hasta ese momento eran consideras placenteras.
Descuida su apariencia personal.
Cambio notorio en la personalidad.
Tiene dificultad para comunicarse.
Manifiesta que es un problema para las demás personas.
Encargarse de asuntos pendientes y regalar pertenencias.
Alucinaciones o pensamientos extravagantes.
Se despide de personas queridas.
Cambios en los hábitos alimenticios y de sueño.
Se cree incapaz de resolver problemas cotidianos.